Los pilares de luz premoldeados representan una solución moderna y eficiente para establecer el punto de conexión entre la red eléctrica pública y la instalación interna de una propiedad. Su fabricación bajo estándares controlados asegura calidad y durabilidad, simplificando además el proceso de instalación en obra. Sin embargo, la decisión más importante radica en seleccionar el tipo de suministro adecuado a tus necesidades: monofásico o trifásico. Comprender sus características y aplicaciones te permitirá tomar una decisión informada y evitar problemas futuros.
Antes de adentrarnos en las fases, aclaremos qué significa "premoldeado". Estos pilares se construyen en fábrica, usualmente con hormigón armado, siguiendo normativas específicas de las empresas distribuidoras de energía (como EPEC en nuestra zona) y las regulaciones nacionales. Esta metodología ofrece ventajas significativas:
La diferencia fundamental entre un pilar monofásico y uno trifásico reside en el tipo de suministro eléctrico que pueden manejar y, por ende, en la potencia que son capaces de entregar a la instalación.
Un sistema monofásico utiliza una única fase (un cable "vivo" o activo) y un neutro. Es la configuración más común en viviendas particulares y pequeños comercios. En Argentina, este sistema entrega típicamente una tensión de 220 volts (220V). El pilar premoldeado monofásico está diseñado para alojar un medidor de estas características y las protecciones correspondientes. Es adecuado para consumos eléctricos moderados, cubriendo las necesidades habituales de iluminación, electrodomésticos y equipos electrónicos de una familia tipo o un local pequeño.
El sistema trifásico, en cambio, emplea tres fases (tres cables activos) y un neutro. Esta configuración permite entregar una mayor potencia y es la norma en industrias, talleres, grandes comercios, edificios de departamentos (para servicios comunes y a veces para unidades funcionales con alto consumo) y viviendas con demandas energéticas elevadas. Proporciona dos niveles de tensión: 380V entre fases y 220V entre cualquier fase y el neutro. Esto lo hace versátil para alimentar tanto equipos que requieren alta potencia (motores, maquinaria pesada, sistemas de climatización central) como los circuitos convencionales de 220V. El pilar trifásico es más robusto y aloja un medidor trifásico y protecciones de mayor capacidad.
Teniendo en cuenta lo anterior, es evidente que la decisión entre un pilar monofásico y uno trifásico depende casi exclusivamente de la potencia total que necesitarás.
Elegí un pilar monofásico si:
Necesitás un pilar trifásico si:
Es clave recordar que la elección e instalación del pilar deben seguir las normativas vigentes de la empresa distribuidora de tu zona y del Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE). Además, la conexión y todo el trabajo eléctrico asociado deben ser realizados por un profesional matriculado, quien no solo ejecutará la instalación de forma segura y correcta, sino que también podrá asesorarte de manera precisa sobre la potencia que realmente necesitás contratar y el tipo de pilar adecuado.
Una evaluación incorrecta puede llevar a limitaciones en el uso de tus instalaciones o a gastos innecesarios. Por eso, planificar con antelación y contar con este asesoramiento son pasos esenciales para asegurar un suministro eléctrico adecuado, seguro y eficiente para tu hogar o emprendimiento.